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Tercera parte del informe ambiental

OBJETO DE LA PROPUESTA

Nuestra propuesta se dirige al cuidado del Río Luján devenido en reservorio obligado de cuanto elemento contaminante se genera en nuestra ciudad y es transportado al curso de agua por distintas vías. Es uno de los numerosos cursos fluviales que recorren el norte de la provincia de Buenos Aires.

Nace de la unión de los Arroyos El Durazno y de Los Leones, en el partido de Suipacha, y desemboca en aguas del Río de La Plata tras recorrer 128 kilómetros.

Es un típico río de llanura ondulada, que cuenta con varios meandros y una suave pendiente. Es, además, un muy importante efluente de agua para el Río de la Plata.

Está localizado en la Pampa Ondulada y a su paso forma valles de distintos tipos.

DATOS DE LA CUENCA

Se define a la cuenca hídrica del Río Luján como un sistema ambiental complejo y dinámico cuya extensión supera los 2.500 kilómetros cuadrados.

CONTEXTO GEOGRAFICO DE LA CUENCA

El noroeste de la provincia de Buenos Aires se encuentra recorrido por diversos ríos y arroyos, desde el Río Areco hasta la Bahía de Samborombóm, cursos que abarcan aproximadamente 21.144 kilómetros cuadrados, destacándose la de los ríos Reconquista, Matanza y Luján como los de mayor importancia por su extensión, caudal y fundamentalmente por desarrollar gran parte de sus recorridos por amplias zonas de gran densidad poblacional.

La cuenca del Río Luján se extiende en sentido SO – NE, ocupando una superficie total de 2.690 kilómetros cuadrados, integrando dicha superficie los partidos bonaerenses de Suipacha, Mercedes, Luján, General Rodríguez, Moreno, San Andrés de Giles, Exaltación de la Cruz, Pilar, Belén de Escobar, Campana, José C. Paz, San Fernando y Tigre.

El partido de Mercedes, que cuenta con una superficie total de 1.050 kilómetros cuadrados participa en la mencionada cuenca con un 85% de la misma, ya que 892 kilómetros cuadrados pertenecen a la cuenca del Río Luján.

Los ríos y arroyos que integran la cuenca del Río Luján presentan las características típicas de los cursos de la sub-región “pampa ondulada”, con cauces serpenteantes bordeados por leves barrancas en varios tramos de su recorrido, aguas lentas y amplios valles de inundación como consecuencia de las escasas pendientes generales que arrojan una media en toda su extensión de 0,44 m/kilómetro.

Los cursos que la componen están sujetos al régimen de lluvias locales, como también se alimentan de los acuíferos superficiales. Los principales son de carácter permanente, salvo en sus cabeceras, donde en la época de estiaje (nivel más bajo que tiene un río durante el verano) el caudal que reciben no sobrepasa los valores de la evapo-transpiración, convirtiéndolos en cursos secos, con pastizales y malezas.

El Río Luján se forma aproximadamente a 8 kilómetros al norte de la ciudad de Suipacha, por la confluencia de los arroyos Durazno y Los Leones, y su curso principal recorre hasta su desembocadura en el Río de La Plata (en el área norte del partido de San Fernando) una extensión de 128 kilómetros.

A su paso por el partido de Mercedes, recibe aguas del arroyo Moyano -en las cercanías de la localidad de M.J.García-, la Cañada Hinojo y los arroyos de los Ranchos y Las Pulgas; los arroyos Leguizamón (o del Chimango), Frías y del Oro -al norte de nuestra ciudad- y del Arroyo Balta -al oeste de la localidad de Olivera-.

Esta importante cuenca está formada en toda su extensión por setenta y un cursos que en su conjunto recorren una extensión de aproximadamente 450 kilómetros, y se encuentra ubicada en una zona de clima templado-húmedo similar al de casi toda la pampa húmeda, con lluvias prácticamente uniformes en toda su área, con precipitaciones anuales que oscilan entre 800 y 1000 milímetros.

Según datos del censo 2001 la población de nuestro partido era de 59.870 habitantes, con una superficie de 1.050 kilómetros

cuadrados, cuya consecuencia es la de una densidad de 57 hab/kilómetro cuadrado.

La superficie de afectación de la cuenca del Río Luján en nuestro partido es de 892 kilómetros cuadrados (la mayor de la cuenca). Le siguen Suipacha y Luján con casi 600 kilómetros cuadrados cada una.

Esto equivale a decir que el 85% de la superficie del partido de Mercedes, está afectado por esta cuenca.

El Estado Municipal tiene el deber ineludible de proteger el ambiente, velar por la utilización racional de los recursos naturales y prevenir o interrumpir las causas de degradación ambiental, como así también definir políticas ambientales destinadas a armonizar las relaciones entre el ambiente y las actividades económicas.

El propósito de estas disposiciones será el de impulsar el manejo sustentable, racional e integral de los recursos naturales del partido de Mercedes.

La meta es la promoción y el apoyo al desarrollo económico sustentable mediante la protección de las aguas, el aire, los suelos, la flora y fauna autóctona, el patrimonio genético, el paisaje y el patrimonio cultural.

Para alcanzar los propósitos de estas disposiciones el Municipio debe:

Reconocer, aceptar y declarar de interés municipal lo siguiente:

a) La preservación del carácter de recurso natural del Rio Luján, sus afluentes y sus márgenes; las aguas subterráneas y humedales; la atmósfera; la fauna y flora silvestres; el paisaje y los patrimonios cultural y científico asociados a ellos, los yacimientos arqueológicos y paleontológicos.

b) La protección y declaración de intangibilidad de sitios naturales de especial interés científico, paisajístico o histórico, en aras de mantenerlos,

conservarlos y protegerlos de la contaminación y de

toda otra actividad que le sea perjudicial.

c) El respaldo a la creación de un Area Natural Protegida con fines conservacionistas científico, educativo y recreativo, en toda la extensión del Rio Luján, sus afluentes, sus márgenes y sus respectivos

valles de inundación a su paso por el partido de

Mercedes.

d) La creación de áreas ribereñas, la regulación de actividades en las mismas y el impedimento a la realización de obras en dichas áreas que pudieran tener un impacto adverso importante sobre la misma conforme a los objetivos mencionados. En relación a las obras ya ejecutadas que aportan efluentes, se deberá verificar periódicamente la calidad de los vuelcos con la intervención del Estado Municipal y/o ONG reconocidas, para la toma de muestras a analizar.

e) Promover la ejecución de programas de divulgación del patrimonio natural y la publicidad de estas obras e investigaciones sobre el tema.

f) Ejecutar programas de reforestación con especies nativas y la eliminación de las consideradas dañinas con el fin de conservar la flora y su fauna asociada, manteniendo las características de los típicos ríos y arroyos pampeanos, con su selva marginal y áreas de pastizales. Controlar la sanidad del arbolado urbano, que está seriamente atacado por parásitos y plagas. Preservar los conjuntos y ejemplares exóticos aislados que cuenten con cierta antigüedad.

g) La preservación de elementos culturales tales como puentes, pasos o vados y todo elemento habitacional, y disponer la señalización de su denominación y datos sobre su antigüedad.

h) Controlar el cegado de hoyos en veredas reemplazando por nuevos ejemplares para no vernos privados del arbolado urbano.

i) Dar curso legal a estas disposiciones ante las autoridades de la Provincia de Buenos Aires que correspondan.


EDUCACION PARA LA CONSERVACIÓN

A través de la formación de valores afines a la conservación biológica y la sustentabilidad en el aprovechamiento de los recursos naturales, la inversión en educación es una necesidad permanente y un esfuerzo imprescindible y estratégico.

Traducida en acciones directas, la educación es una herramienta que complementa e incrementa la eficacia de los esfuerzos de conservación, generando y manteniendo el entusiasmo e involucramiento de las comunidades locales.

Desde el trabajo con niños con nivel pre-escolar y primario hasta la creación de capacidades específicas y concientización de usuarios directos de la naturaleza, deberán implementarse actividades educativas.

Buen ejemplo de ello resulta ser la experiencia educacional iniciada en la Reserva del Arroyo Balta. (ver anexo)

LOS ÁRBOLES

“Porque soy como el árbol talado que retoña, aún tengo la vida”

Miguel Hernández

Los árboles son seres vivos que merecen nuestro respeto. Necesitan de nosotros y nosotros de ellos. Son monumentos vivos cuya belleza admiramos y que a muchos nos transmiten serenidad, descanso y paz.

Duele enormemente la absoluta insensibilidad hacia estos seres con vida propia.

Vemos a diario como se destruye parte de nuestro patrimonio natural y cultural. Es irreparable y seguramente pronto pasará al olvido como tantos otros asesinatos.

Poseemos poca memoria, pero recordar hace al bien común de todos los habitantes de nuestra sociedad. ¿Cuántos árboles públicos talados impunemente cargamos y cargaremos en nuestras espaldas?

Es el momento preciso de terminar con esta costumbre perversa.

Los árboles dan privacidad, enfatizan vistas, mejoran la calidad del aire, disminuyen la temperatura, absorben el polvo y otras partículas, captan contaminantes, liberan oxígeno, es decir que establecen una armonía perfecta en el ambiente.

Además cuenta con la protección de la ley (que muchas veces no se cumple), que en el artículo 184 del Código Penal (daño agravado), castiga con prisión a quienes dañan, entre otros, los bienes de uso público.


LOS AGROTÓXICOS (O GEOCIDAS)

El endosulfan y el glifosato son los agroquímicos más utilizados en la República Argentina.

El primero es un fuerte insecticida utilizado para el control de plagas en algodón, tabaco, sorgo y soja, entre otros. Entre sus principales comercializadoras se encuentra la empresa Agrosoluciones, unidad dedicada al agro de la multinacional química DuPont. Las compañías agroquímicas no mencionan sus efectos sobre la salud, a pesar de que la Red de Acción sobre Plaguicidas (PAN), integrada por 600 organizaciones de 90 países, afirma que “los efectos del endosulfan incluyen deformidades congénitas, desórdenes hormonales, parálisis cerebral, epilepsia, cáncer y problemas de la piel, vista, oído y vias respiratorias.”

En cuanto al glifosato, es el agrotóxicos más conocido en nuestro país. Se comercializa bajo el nombre de Roundup, de la multinacional Monsanto, líder internacional en agrotóxicos y blanco de las denuncias por contaminación ambiental y perjuicio sobre la salud. Las grandes empresas sojeras reconocen la utilización como mínimo, de diez litros de Roundup por hectárea. En la campaña 2007-2008, el monocultivo de soja abarcó en la Argentina 17 millones de hectáreas y los campos de nuestra Patria fueron rociados, en un solo año, con 170 millones de litros del cuestionado herbicida. Se aplica en forma líquida sobre las malezas, que absorben el veneno y mueren en pocos días. Lo único que crece en la tierra rociada es soja transgénica, modificada en laboratorios. La publicidad de Monsanto clasifica al Roundup como inofensivo para el hombre.

EL COSTO SOCIAL

“Los agronegocios, con la soja en primer lugar, son sinónimo de desmontes, degradación de suelos, eliminación de otros cultivos, expulsión de comunidades, contaminación y enfermedad” denuncia el MNCI (Movimiento Nacional Campesino Indígena) sobre el modelo agropecuario vigente, y sobre el glifosato: “arruina plantaciones para el autoconsumo, mata animales y envenena familias. Es un desastre sanitario silenciado, donde los ejecutores son los sojeros, pero con la complicidad de la dirigencia política y el Poder Judicial”.

El avance del monocultivo se produjo en la década del 90, cuando el entonces secretario de Agricultura de Carlos Menem, Felipe Solá, autorizó la siembra de semillas modificadas genéticamente y el uso intensivo de glifosato. En 1997, en la Argentina se cosecharon 11 millones de toneladas de soja transgénica y se utilizaros 6 millones de hectáreas. Diez años después, en 2007-2008, la cosecha llegó a 47 millones de toneladas y abarcó 17 millones de hectáreas. Fue política de Estado de todos los gobiernos.

El cultivo desplazó al trigo y ya ocupa la mitad de la tierra sembrada del país. En solo una década la Argentina se transformó en el segundo productor mundial de transgénicos del mundo, al mismo tiempo que sus cultivos tradicionales (como el maíz y el trigo) comenzaron a retroceder, al igual que la industria láctea. La Argentina es el tercer exportador mundial de granos de soja (detrás de Estados Unidos y Brasil) y el primero de aceite.

En Córdoba, Sante Fe, Entre Ríos Buenos Aires y La Pampa predomina el cultivo de la oleaginosa que tiene nombre y apellido: Soja RR, de la empresa Monsanto. Se llama así porque es “Resistente al Roundup”, nombre comercial del glifosato, vendido por la misma empresa. Con las modificaciones del laboratorio, es resistente a las inclemencias del tiempo, por lo cual avanza sobre territorios antes impensados para la agricultura de soja: Santiago del Estero, Chaco, Corrientes, Formosa, Jujuy y Salta, en desmedro de las yungas.

Pero el avance de la frontera agropecuaria, festejado por empresas y la clase política, es padecido por campesinos y pueblos originarios, que son desalojados de sus territorios. Según el Censo Agropecuario 2002, solo en cuatro años, más de 200 mil familias fueron expulsadas de sus históricas chacras, en el mayor de los casos ubicadas en las afueras de las grandes ciudades.

El Movimiento Campesino Indígena acusa a la industria sojera de contaminar aire, agua, alimentos y suelo, y de intoxicar comunidades rurales. Estudios médicos puntualizan los efectos sanitarios de los pesticidas. “Los síntomas de envenenamiento incluyen irritaciones dérmicas y oculares, náuseas y mareos, edema pulmonar, descenso de la presión sanguínea. reacciones alérgicas, dolor abdominal, pérdida masiva de líquido gastrointestinal, vómito, pérdida de conciencia, destrucción de glóbulos rojos, cambios de coloración de piel, quemaduras, diarrea, falla cardíaca, electrocardiogramas anormales y daño renal”, asegura una recopilación de estudios realizada por el médico de la UBA Jorge Kaczewer, especializado en ecotoxicología.

En Rosario, un grupo de ecólogos, epidemiólogos, endocrinólogos y sociólogos estudió durante dos años la vinculación entre contaminantes ambientales y la salud de la población. Encabezado por el Hospital Italiano de Rosario, vinculó malformaciones, cáncer y problemas reproductivos con exposiciones a contaminantes, entre ellos el glifosato y sus agregados. “Los hallazgos fueron contundentes en cuanto a los efectos de los pesticidas y solventes”, afirmó Alejandro Oliva, médico e investigador. El estudio abarcó seis pueblos de la pampa húmeda y encontró : “relaciones causales de casos de cáncer y malformaciones infantiles entre los habitantes expuestos a factores de contaminación ambiental como los agroquímicos”.

Movimientos campesinos, comunidades indígenas y organizaciones sociales exigen estudios toxicológicos de mediano y largo plazo, y bioensayos en aguas y suelos. Ni el gobierno

nacional ni los provinciales han dado respuesta. El canadiense Grupo ETC (Grupo de Acción sobre Erosión, Tecnología y Concentración – referente mundial en la problemática- esboza una explicación: “ Escasean estudios porque las empresas no quieren que se hagan. Las agroquímicas transnacionales tienen muchísimo poder sobre los gobiernos”. El investigador Jorge Kaczewer dispara en el mismo sentido: “Existe un complejo sistema destinado a impedir la publicación de hallazgos adversos. Gigantescas empresas imponen el tipo de ciencia e investigación científica que se debe hacer. Dominan, por medio de subsidios, departamentos enteros de las universidades.

COMENTARIOS FINALES

Luego de la lectura del presente informe será fácil comprender la situación de riesgo en la que están los recursos naturales de la región y la calidad de vida de nosotros, sus habitantes, a pesar de todo un marco legal que nos ampara. Desde la Constitución Nacional hasta las Ordenanzas Municipales mencionadas lo expresan claramente.

Este esfuerzo legislativo que si bien no es suficiente no deja de ser sumamente importante, no está acompañado por decisiones políticamente contundentes para comenzar a revertir la situación agravada día tras día.

Existen algunos intentos que es justo reconocer y seguramente ha costado mucho implementarlos, pero la lentitud en la ejecución y a veces la ineficiencia en los controles nos lleva a pensar que se esquivan los problemas y ninguno de los funcionarios que han pasado por responsabilidades municipales quiere hacerse cargo del tema.

Claro está que ellos no fueron los causantes o iniciadores de los conflictos ambientales. Hay que aceptar que dichos problemas se fueron acumulando en el transcurso de muchísimos años. Pero estas personas han llegado al Municipio y no deben eludir la responsabilidad de advertir el estado actual y resolver razonablemente evitando por lo menos el mal mayor.

Siempre existió en la comunidad gente que se preocupó y alertó respecto de situaciones riesgosas en el ambiente. Algunas con conocimiento, otras a partir de los sentidos como el olfato y la visión. Pero todas se atrevieron a protestar utilizando los medios de comunicación como diarios, radios, espacios televisivos, charlas, etc.. Todos ellos nos dieron y nos dan un mensaje que es fácil de captar. De modo que nadie puede decir que no fue advertido.

Si buscamos en la “historia chica” veremos como en el diario local de la década del setenta del siglo XIX, Florentino Ameghino que por entonces ejercía como maestro en la ciudad, denunció cómo un emprendimiento industrial ubicado sobre el Rio Luján, ya estaba ocasionando serios problemas.

Cuanto más tiempo dejemos pasar en afrontar este mal que es posible visualizar, más difícil será hallar las soluciones adecuadas.

Desde la Asociación S.O.S. Hábitat entendemos que si bien existen responsabilidades de los funcionarios en cuanto a la ejecución de obras y controles permanentes, hay una etapa previa tal vez la más importante de todas que no depende de ellos porque los excede.

Nos referimos a la investigación científica, la que nos alerta desmenuzando el problema que detectó, y esto se logra con la participación de investigadores de distintas especialidades.

Estos profesionales son los indicados para obtener del ambiente los datos necesarios a los efectos de estimar un diagnóstico sobre el estado sanitario de los recursos, liberando al funcionario de esta responsabilidad para lo que no fue capacitado.

A partir de allí se pueden diseñar proyectos para corregir el déficit observado. Lamentablemente el Municipio no cuenta con investigadores (salvo en áreas como Paleontología, Arqueología y Astronomía) y depende de resoluciones de organismos nacionales y/o provinciales. Es probable que haya llegado el momento de tener cierta independencia en el accionar utilizando el camino más directo y corto a la vez, haciéndonos cargo de la situación concertando la participación de profesionales nucleados en el CONICET o la Comisión de Investigaciones Científica de la Provincia, con hipótesis de trabajo elaboradas junto al Departamento Ejecutivo.

Resulta imprescindible tomar una decisión al respecto: a) formar un grupo de tareas con aquellos profesionales y el apoyo del personal municipal de las dependencias específicas junto a las ONG existentes; b) o bien crear un Departamento de Ciencia y Tecnología tan necesario a la hora de definir políticas de crecimiento alternativas por las que somos partidarios.

Para finalizar es preciso reconocer que hay mucho más por decir sobre estas cuestiones tan preocupantes. Pero para ello es menester que estemos de acuerdo con estos enunciados.

De ser así estamos dispuestos a iniciar conversaciones con vuestros dirigentes para desarrollar algunos temas aquí enunciados con datos más concretos.

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