Por eso decidimos ponerle voz al ambiente, que se ha visto más deteriorado por esta pandemia. Uno de los mayores problemas ha sido el plástico.
El desafío de los desechos plásticos, que se ha visto agravado por la pandemia COVID-19, es una parte importante de la crisis de contaminación global, que, junto con la pérdida de biodiversidad y el cambio climático, representan una triple emergencia planetaria que debe abordarse mediante cambios masivos en la forma en que la humanidad utiliza los recursos de la tierra.
Los plásticos, que se componen principalmente de monómeros derivados de hidrocarburos fósiles, no son biodegradables. Cuando se desechan, no se descomponen ni se asimilan mediante procesos biológicos. En cambio, liberan rellenos, como plastificantes, gas y líquido contaminado y se descomponen en pedazos cada vez más pequeños que conservan muchas de sus propiedades originales. Esta persistencia permite que los plásticos se acumulen, no solo en cantidad y volumen, sino también como toxinas y microplásticos en el ambiente.
Los procesos comunes de gestión de residuos que pretenden eliminar realmente los plásticos, como la incineración, generan productos tóxicos y emisiones de CO2 significativas, lo que plantea desafíos adicionales de contaminación y cambio climático.
Esto sumado al aumento de residuos de miles de millones de mascarillas, guantes, desechos médicos y empaques de comida para llevar, ha logrado que los sistemas de reciclaje hayan colapsado en algunos países.
Algunas alternativas al plástico:
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