de Raul Ortelli.
Viejo río de Luján
" a tu paso por Mercedes".
Cuantos recuerdos me traes
en estos atardeceres.
Atardeceres de irse
a la otra orilla.
Porque la vida es así:
capaz de una zancadilla.
Ameghino y Bonaparte
hablaron de tu destino:
cliptodones y dinosauros...
pusiste en el camino.
En un romance de ensueño
te recordó Luis Cané.
Raúl Ortelli hizo lo mismo.
¡Qué buena estrella tenés!
La fecha de tus orígenes
esta perdida en el tiempo.
Yo lo conté - ¿lo recuerdas?
en unos versos al viento.
Por parte Otimio Landi
en piedra grabó a Ameghino,
aquel sabio tan ilustre
que aquí inició su camino.
Y se quedó solitario,
pensativo y concentrado:
viendo pasar otro mundo,
que no se siente a su lado.
Casi a tu vera, romántico,
Amaro abrió su negocio.
Y en tanto espera el verano,
leyendo mata sus ocios.
Es famoso damerista,
siempre dispuesto al cartón.
Ficha e inteligencia a mano,
no pregunta cuantos son...
Sobre tu eterna corriente
está el puente de la vía.
Agua que pasa y no vuelve
simbólica
es de la vida.
Cuantas veces , enojado,
te salistes de cajón,
corriendo a los ribereños
que se iban en montón.
A un paso esta el planetario,
para divisar el cielo.
Hágase correr el techo
como si corriera un velo.
Se verán luna y estrellas
de tamaño impresionante,
junto a spunicks y asteriodes.
Detente a ver caminante.
Van los chicos y los grandes.
Todos con afán de ver,
aquello que un gran misterio
trata aún de sustraer.
Pero los chicos , chiquitos,
prefieren la calesita.
Unos suben muy solitos
y otros van con la hermanita.
Manso, de pronto
te encrespas...
Y así cobraste cien vidas,
aunque a muchos no parezca.
Yo te recuerdo , furioso,
en una tarde muy brava
cuando el agua , enloquecida,
me llevaba, me llevaba...
Y te canto en otra tarde
-evocando lejanías-
cosas que viví de niño
y que hoy recuerdo a porfía.
Extraído del libro "Cantares en el folklore" de Raúl Ortelli.
1977
Viejo río de Luján
" a tu paso por Mercedes".
Cuantos recuerdos me traes
en estos atardeceres.
Atardeceres de irse
a la otra orilla.
Porque la vida es así:
capaz de una zancadilla.
Ameghino y Bonaparte
hablaron de tu destino:
cliptodones y dinosauros...
pusiste en el camino.
En un romance de ensueño
te recordó Luis Cané.
Raúl Ortelli hizo lo mismo.
¡Qué buena estrella tenés!
La fecha de tus orígenes
esta perdida en el tiempo.
Yo lo conté - ¿lo recuerdas?
en unos versos al viento.
Por parte Otimio Landi
en piedra grabó a Ameghino,
aquel sabio tan ilustre
que aquí inició su camino.
Y se quedó solitario,
pensativo y concentrado:
viendo pasar otro mundo,
que no se siente a su lado.
Casi a tu vera, romántico,
Amaro abrió su negocio.
Y en tanto espera el verano,
leyendo mata sus ocios.
Es famoso damerista,
siempre dispuesto al cartón.
Ficha e inteligencia a mano,
no pregunta cuantos son...
Sobre tu eterna corriente
está el puente de la vía.
Agua que pasa y no vuelve
simbólica
es de la vida.
Cuantas veces , enojado,
te salistes de cajón,
corriendo a los ribereños
que se iban en montón.
A un paso esta el planetario,
para divisar el cielo.
Hágase correr el techo
como si corriera un velo.
Se verán luna y estrellas
de tamaño impresionante,
junto a spunicks y asteriodes.
Detente a ver caminante.
Van los chicos y los grandes.
Todos con afán de ver,
aquello que un gran misterio
trata aún de sustraer.
Pero los chicos , chiquitos,
prefieren la calesita.
Unos suben muy solitos
y otros van con la hermanita.
Manso, de pronto
te encrespas...
Y así cobraste cien vidas,
aunque a muchos no parezca.
Yo te recuerdo , furioso,
en una tarde muy brava
cuando el agua , enloquecida,
me llevaba, me llevaba...
Y te canto en otra tarde
-evocando lejanías-
cosas que viví de niño
y que hoy recuerdo a porfía.
Extraído del libro "Cantares en el folklore" de Raúl Ortelli.
1977
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