Día Jueves
28 de agosto, bien temprano por la mañana. La ciudad vive una jornada de paro,
con poco movimiento en las calles. Sin embargo no todos han suspendido las
actividades. Al parecer alguien decidió que, a falta de transeúntes como
potenciales testigos, le convenía más trabajar el doble y desprenderse
de todos los químicos peligrosos y nauseabundos, que tenía acumulados.
Resultado: otra vez el “Canal de la Calle 16” teñido de color blanco grisáceo y
despidiendo un olor pestilente, de nuevo los vecinos en riesgo, respirando sus
peligrosas emanaciones… una vez más los organismos de control burlados y el río
Luján despreciado, castigado y contaminado.
Una
historia que parece no tener fin, repitiéndose día a día, mes tras mes, año
tras año. Sin que nadie se preocupe por la salud de una amplia barriada, ni atine
a dar con el responsable, ni ponga fin a semejante atropello.
Javier
Moleres
S.O.S. HÁBITAT
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