Por Ricardo Barbetti
La gente tradicional (aborígenes, civilización India, China, etc.) no progresan porque tienen sistemas buenos y por eso están felices y satisfechos.
Los modernos progresan porque fabrican con la propaganda constante deseos artificiales por cosas artificiales, que solo se consiguen comprando... o robando. Por eso siguen progresando.
Estimulan sus propios deseos, piensan mucho en el futuro, en lo que NO tienen. Ponen poca atención en el presente y en lo que ya hay, ya ES, ya tienen.
Perciben muy poco las montañas y los glaciares, la tierra, la selva, ven oro, soja, y dinero y comprarse cosas. Por eso están infelices y con insatisfacción de muchas necesidades, sufrimiento, angustia, falsedad, y caos, ambición, codicia.
Buscan con desesperación estar bien, complicando todo, pero no llegan. Las cámaras de foto digitales y los teléfonos móviles en vidrieras ya son viejos, es obsolescencia planificada, buscada para vender más.
En cambio la naturaleza, lo silvestre, es el estado primordial, verdadero; un colibrí, una orquídea, una flor silvestre, son perfectos, no se pueden mejorar, y no son lujo. Muchos indios viven contentos en la selva, donde todo es natural, sin lujo. Por eso es absurdo decir que los defensores de la naturaleza quieren un lujo y no tienen que exagerar ni ser “fundamentalistas”.
¿Y los fundamentalistas del dinero, negocios, máquinas, edificios, cemento, coches? ¿No necesitan aprender a ser moderados?
Una flor silvestre muy común: Trifurcia lahue, foto por Charlie Adamson
Las necesidades humanas no son solo afecto, comida casa y ropa. Se supone que en algún momento son satisfechas, entonces, ¿qué? ¿Solo futbol, TV, walkman, el diario, tomar mate o café, oír radio, repetición, copiarse, mediocridad, comprar cosas…?
Mejor maravillarse con la perfección de la naturaleza que con la tecnología.
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