Por Rolo Capaccio.
Recuerdo cuando se excavó la barranca para sacar el primer
caparazón de gliptodonte que tuvo el Museo. Fue por donde comienza la calle 27,
sobre la barranca de la margen izquierda. Años después leyendo a Ameghino
comprobé que uno de los yacimientos que describe estaba situado a unos
trescientos metros antes de la desembocadura del Frías, más o menos en ese
mismo lugar donde se extrajo el caparazón. Debió haberlo hallado él, pero no
ocurrió y aquel resto tuvo que esperar hasta mediados del otro siglo para ser
exhumado. Un lapso que para un fósil, en realidad, fue apenas un parpadeo.
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