por Javier Moleres.
En diciembre de 2007, luego de realizada una
denuncia pública por el deficiente funcionamiento de la Planta Depuradora de
Líquidos Cloacales, el municipio reconoció que por las demoras en su
construcción “podríamos decir que nos encontramos en el límite del
funcionamiento de la planta, o al menos, en el límite para el cual fue
diseñada”. Casi un año después, los concejales de la Coalición Cívica
comprueban algunas falencias y proponen la urgente ampliación de las
instalaciones. En abril de 2011 repiten la visita y se encuentran con igual
situación. Tiempo después el contador Néstor Palacios anuncia que se realizarán
las obras necesarias. La pregunta es: ¿será realmente conveniente esa
ampliación y justificada la inversión?
Es bien sabido el alto costo de las plantas de
tratamiento “electromecánicas” (la nuestra superó los 5,8 millones de dólares),
y lo oneroso que resulta mantenerlas funcionando por su excesivo consumo de
energía eléctrica. Por esta razón, SOS Hábitat otra vez más se refiere a una
segunda opción: estudiar la posibilidad de completar la depuración de
los líquidos cloacales (tras su paso por las instalaciones existentes) mediante
el uso de un “Filtro Fitoterrestre” (FFT).
No está en nuestro ánimo generar una polémica
sobre la conveniencia de tal o cual sistema, sino la sola intención de que al
momento de evaluar, se tengan en cuenta las bondades de este método como una
alternativa muy económica e inocua para el medio ambiente. Lo importante es que
el análisis para su eventual implementación, se haga con la suficiente
antelación dado que el municipio debería reservar los recursos para poder
expropiar unas 20 hectáreas de tierra –entre la Depuradora y el Río Luján- y
afectarlos a la gran laguna que requiere el procedimiento.
A este sistema de tratamiento natural de los
líquidos residuales se lo ha denominado Filtro Fitoterrestre (FFT), dado que
sus componentes claves son las plantas (lignófilas, propias de los pantanos) y
la tierra. Se comenzó a desarrollar en Alemania a comienzos de 1950 y necesita
una superficie, que puede variar según los caudales y la concentración de carga
orgánica, de entre 3 y 5 m2 por habitante.
Los FFT constan de lagunas artificiales, por lo
general rectangulares, de poca profundidad (no mayor de 60 cm) e impermeables.
Mediante plantas acuáticas superficiales (carrizos), se absorben los
nutrientes presentes en los efluentes y se produce la evaporación de los
líquidos, evitándose la contaminación de la tierra y de las napas. En estas
lagunas se reproducen artificialmente las condiciones propias de los humedales
y de los esteros, acelerándose la degradación de la materia orgánica por la
acción biológica y el reciclaje de nutrientes por parte de vegetales adaptados
a sobrevivir saturados de agua.
Del trabajo de depuración de los líquidos
residuales se encargan las bacterias que se multiplican en la zona radicular y
en los rizomas de las plantas, reduciéndose el oxígeno con la profundidad hasta
llegar a un proceso casi anaeróbico. Está comprobado que con este sistema, se
logra “una DBO5 (Déficit Biológico de Oxígeno a 5 días) residual de 2 a 7
mg/lt, mientras que los coliformes resultan reducidos en más de un 98%”.
Otras especies vegetales que se pueden utilizar son las cañas y los juncos.
Otras especies vegetales que se pueden utilizar son las cañas y los juncos.
Los FFT se mimetizan con el paisaje resultando
agradables a la vista, y además son económicos, eficientes, libres de
malos olores, sin gasto de mantenimiento ni personal a cargo.
En síntesis, casi con seguridad un FFT
optimizaría el trabajo de nuestra Planta Depuradora de Líquidos Cloacales,
evitando complicadas y costosas obras de ampliación de la estructura existente,
por lo que esperamos que a corto plazo se tenga en cuenta como una alternativa
válida.
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