Es muy cierto que no se valora lo que se tiene hasta que se pierde. Los mercedinos tenemos un río con muchos kilómetros de márgenes rurales, en partes arboladas, ideales para deportes al aire libre, trekking, cabalgatas, observación de aves en su ambiente, campamentismo, etc.
Un río de aguas en condiciones aún hoy aceptables (eliminando un punto de contaminación bien localizado y conocido por todos), especial para la práctica del canotaje, paseos en bote, competencias náuticas y pesca deportiva. Uno de los pocos ríos en cuyas barracas se leen con total claridad los ciclos de formación de nuestra tierra, con valiosos yacimientos de restos fósiles, invalorable lugar de peregrinaje para estudiosos de todo el país. Todo esto lo estamos perdiendo. Talamos las riberas sólo por un poco de leña, contaminamos sus aguas con efluentes industriales y cloacales, arrojamos a su cauce todo tipo de desperdicios, y por último alteramos su forma original y sus barrancas desaparecen antes de poder estudiarlas, y tomar los tesoros paleontológicos que nos ofrecen. Por favor, dejemos de maltratarlo. Loa recursos económicos que pueden generar las actividades mencionadas, servirán para solventar los gastos en trabajos de mantenimiento y vigilancia (dejando de ser una carga para la comunidad).
No esperemos perderlo, para llorar por él.
Extraído del semanario "El Cronista".Fecha: 29 de Agosto de 1994.Javier Moleres.
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