Por Rolo Capaccio.
Los prejuicios de aquella época le endilgaban la condición de
“loco” al que andaba con frecuencia por el río. Roque Yantorno entraba en esa categoría, reforzada la idea
porque encima iba provisto de un paraguas, a pleno sol y con sus cañas de
pesca.
Pocos como él llegaron a conocer tan íntimamente el cauce del
Lujan, a observar su fauna y los más minúsculos detalles de su flora, a conocer
el lecho y las barrancas y a trabar amistad profunda con la gente vecina
vinculada al río: pobladores, transeúntes frecuentes, marginales. Su escala no
reparaba en las diferencias sociales y solo se atenía a la condición de
honestidad del otro.
Mucho tiempo después, en una legendaria reunión llevada a
cabo en el Club “El Flamenco” lo designaron Gobernador del Río Luján.
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