“Es innegable que las grandes arboledas dejan caer el agua de lluvia de un modo más suave; por medio de las raíces vuelven el terreno más poroso, de modo que las aguas se infiltran en él con mayor facilidad; anulan la pérdida de las aguas que corrían antes en la superficie sin ser absorbidas por el suelo; favorecen la formación del humus, cuyas propiedades son bien conocidas; contrarrestan, en parte, los efectos desastrosos de las inundaciones, impidiendo que se efectúen con demasiada rapidez; atenúan la evaporación que producen los rayos solares y los vientos demasiados secos, conservando en el suelo mayor grado de humedad; impiden el derrumbamiento de las barrancas de los ríos y riachuelos, regularizando sus cursos; templan las temperaturas excesivamente cálidas; purifican la atmósfera; atraen los vapores acuosos de los aires cargados de humedad, obligándolos en parte a condensarse en lluvias, etc. En todos los sitios donde se han ido talando montes, se han ido cambiando igualmente las condiciones del clima”
29 de Agosto: DÍA del ÁRBOL
Adhesión de “SOS Hábitat”
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