"El Día Mundial del Árbol fue instaurado por el Congreso Forestal Mundial celebrado en Roma en 1969 y es ocasión propicia para recordar su importancia.
Los árboles resultan absolutamente esenciales para la vida de nuestro planeta: purifican el ambiente al oxigenar el aire, proporcionan sombra, mejoran sectores erosionados, humedecen el ambiente, reducen el ruido, son capaces de temperar el lugar donde se encuentran, ya que provocan sensación de frescura y humedad, incluso deteniendo las heladas con su follaje; producen alimentos y múltiples recursos, además de ser el hogar de muchos pájaros.
Los árboles están junto al ser humano desde el principio de nuestra historia, por lo que sus beneficios son conocidos y aprovechados desde hace miles de años, aunque no por eso, olvidados también.
El canelo para los mapuches, la Ceiba para los mayas o la encina entre los celtas, demuestran la relación de respeto que tenía el hombre con su medio ambiente. Para ellos, el árbol sagrado es el eje de su mundo, un puente de trascendencia entre el mundo terrenal y espiritual.
Pilar fundamental de este reencantamiento del mundo es educar a las nuevas generaciones con principios integrales que valoren la importancia de los bosques más allá de las variables económicas. Educar para un cambio cultural, donde el hombre forme parte de un ecosistema que involucra a toda la naturaleza, y donde el bienestar de todos sus componentes nos llevará a mejorar la calidad de vida, y a frenar la destrucción del planeta y de nosotros mismos.
El Día del Árbol puede ser la excusa para reflexionar cómo la vida moderna nos ha llevado a olvidarnos de que sólo somos parte de un ecosistema mayor, a recuperar esa unión sagrada con todos los seres de la naturaleza y a tener una conducta más respetuosa con nuestro entorno.
Reflexionar cómo cada uno de nosotros puede ayudar a este cambio: los profesores, como agentes multiplicadores, pueden educar sobre las funciones e importancia de los bosques, la importancia de su protección y conservación, e incorporar en los currículos la educación ambiental; las organizaciones ambientalistas, a través de la educación no formal, pueden generar tomas de conciencia en torno a los problemas locales y globales de los bosques, y del deterioro del medio ambiente; los gobiernos deben generar políticas de desarrollo sustentable para la explotación de los bosques nativos, fomentar la producción a largo plazo y de bajo impacto ambiental, y promover el desarrollo de actividades alternativas como ecoturismo, artesanía, recolección de plantas medicinales, evitando proyectos con impacto irreversible en los bosques."
Fuente: EcoPortal
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