Por Javier Moleres
Una asquerosa combinación de líquidos cloacales y peligrosos efluentes industriales, vertidos al Río Luján -con escaso o nulo tratamiento- poco antes de que éste comience a bordear el casco urbano y atraviese el Parque Municipal (nuestro pilar turístico)… es decir y aunque suene más ridículo todavía, desemboca “aguas arriba” de la ciudad de Mercedes y nos pasa por al lado.
En sus casi 50 años de historia, no ha hecho más que provocar enfermedades, malos olores y todo tipo de molestias varias, además de acumular denuncia tras denuncia por parte de los vecinos y cientos de escusas –algunas hasta irrisorias- por parte de los políticos de turno.
La cuestión, es que el estado de sus aguas no ha dejado de empeorar en todo este tiempo y a llegado a un punto, que el vertido representa un verdadero “acto criminal” contra la comunidad, el Río Luján y el ambiente en general.
¿Hasta cuándo deberemos soportar los mercedinos semejante atropello?, ¿Por cuánto tiempo más, los responsables se echarán culpas unos a otros?, difícil saberlo, pero mientras tanto esta mañana el Canal apareció color “negro carbón”… y solo Dios sabrá hoy que venenos acarrea.

En sus casi 50 años de historia, no ha hecho más que provocar enfermedades, malos olores y todo tipo de molestias varias, además de acumular denuncia tras denuncia por parte de los vecinos y cientos de escusas –algunas hasta irrisorias- por parte de los políticos de turno.

¿Hasta cuándo deberemos soportar los mercedinos semejante atropello?, ¿Por cuánto tiempo más, los responsables se echarán culpas unos a otros?, difícil saberlo, pero mientras tanto esta mañana el Canal apareció color “negro carbón”… y solo Dios sabrá hoy que venenos acarrea.
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